Dúchate
conmigo que me sale cara el agua
Y el calor
de mis entrañas solo lo apaga tu voz.
¿A qué dios
hay que rezar para quitarte las bragas
y dormir
contigo hasta que nos derrita el sol?
Déjate
llevar
y sudaremos
gasolina de noventa y cinco octanos
“Déjate
llevar”,
te digo, y
tras el cigarro ¿Por qué no nos quemamos?
Y nos
volvemos a quemar
Sobre un
altar
De carne,
De arañazos.
Duerme
conmigo. Que duermas, te digo.
Y si
prefieres volar ya llegará mañana
que ahora
mismo puede más nuestro destino,
ya será el
momento de echar a lavar las sábanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario